El libro narra los últimos dias de Susan Sontag, lo escribío su hijo.
Que puedo decir, Susan fué para mí una presencia más que real. Leer sus libros era como hablar un poquito con ella. Tuve la suerte de ver algunas de sus conferencias en México. Con su muerte quedó un enorme hueco en las letras mundiales.
Debo decir que sus novelas no son de mis favoritas, en cambio su obra ensayistica la he devorado. Para mí fué como una Maestra que siempre me rocomendaba lecturas y me obligaba a ir mas allá de mi mismo.
Hace dos años leí la primera perte de su diario. Impresionante fué ver como crecía, como ella estaba resuelta a ser, convertirse en lo que finalmente logró: una de las mentes más lúcidas de nuestra época, una de las plumas más incisivas tanto, que incluso no se perdonaba ella misma.
Leer, como fué su muerte, como iba perdiendo día a día fuerzas, lucidez, entereza etc, me recordo la muerte (narrada en primera persona) de Christoph Schlingensief. Los dos (como muchos artístas e intelectuales, o más bien como muchas niños ansiosos de saber más, rebosantes e curiosidad) se llenaban las manos de vida. Vivir con un impulso vital. En el diario de Schlingensief, ya cuando sabia que su cancer era termina, hay hojas repletas de: No quiero Morir. Quiero seguir viviendo, hay mucho todavia por hacer.