Texto escrito para Cultura Colectiva.
Son muchas las perspectivas y formas con las que se puede intentar interpretar el trabajo de Silvia Liebig. Una primera aproximación sería ver sus obras como juguetes enormes o representaciones graciosas de personajes; son, por otro lado, objetos con complejas implicaciones teóricas y de mucho trabajo de fondo conceptual. Un buen ejemplo de ello es su instalación Picknikgesellschaft (algo así como la sociedad del Picnic)
Cuando preparábamos su exposición para la Galerie Ikosaeder, le pregunté qué era lo que quería expresar con se trabajo en particular: tres figuras transparentes que colgaban del techo de la galería, cada una de ellas parlantes y a las que se les podían ver los órganos internos hechos de bolsas de plástico, Su respuesta vino más bien en forma de pregunta: “somos todavía capaces de comunicarnos unos con otros, ¿no son nuestras charlas más bien monólogos que repetimos una y otra vez?”
Y es que los tres personajes que componen la instalación „Picknickgesellschaft“ no dejan de hablar, una se la pasa repitiendo frases construidas, la otra publicidad radiofónica de los 80 y de la última escuchamos los ruidos que hace su estómago al hacer digestión. Una interesante trinidad, una tipografía crítica de muchas conversaciones banales que tenemos, frases hechas, consumismo y salud.
Las tres hablan al mismo tiempo, y así crean como ruido de fondo la sensación de que estamos ante una tertulia agradable.
A mí me llegó inmediatamente la referencia al cuadro de Manet conocido como “Almuerzo sobre la hierba”, en éste podemos ver a dos mujeres desnudas, junto a dos hombres trajeados haciendo Picknick en el parque (una Picknikgesellschaft). Jugueteando con la idea, me pregunto “cuantas mujeres desnudas en promedia se pueden ver en los cuadros expuestos en un museo?… y cuantos hombres?”
Uno des su trabajos más relevante es “pulp pistols”, en el video de bajo pueden ver cómo montamos su exposición.
pulp pistols from OscarLedesma on Vimeo.
Este trabajo invita al espectador a reflexionar. Increíblemente casi 2,5 millones de alemanes son propietarios legales de armas.
Silvia Liebig me pregunta, sabiendo que yo vengo de México y de la actual situación allá si “un arma llena el deseado sentimiento de seguridad o, si por el contrario, una arma aumenta el riesgo de violencia?“ Su respuesta, irónica, a su propia pregunta es pulp pistols , aquí tenemos un arma que es para abrazar, para jugar, para acariciarla antes dormir, pero por otro lado también nos demuestra que un arma es inútil a la hora de combatir nuestro miedos.
Eso me recuerda mucho a un cuento de la escritora sudafricana y premio nobel de literatura: Nadine Gordimer, que por cierto murió en julio del 2014. Cuenta en su libro „La suave voz de la Serpiente“ la historia de una familia, con un hijo pequeños durante el Apartheid, el padre estaba obsesionado con la seguridad, tenía armas, perros entrenados cuidando sus terrenos, había instalado los más modernos sistemas de seguridad e incluso había construido un „Panic Room“. Al final se decidió también por construir un gran muro alrededor de su territorio coronando con filosos alambres de púas. Su casas impresionantemente protegida la había convertido en una hermosa prisión. El final no lo quiero contar aquí, pero ya se lo imaginarán.
(foto de la Inauguracion) más fotos se pueden ver aquí:
En lo personal me parece que tener armas o producir armamento no es la solución a ningún problema. No me puedo imaginar que se pueda desintrumentalizar un arma y convertirla en juguete o en algo para abrazar, eso tiene que ver mucho con mi experiencia relacionada a las armas de fuego; me parece casi ilógico que se pueda alcanzar la paz por medio de las armas. Sin embargo, aún así expuse en mi Galeria “pulp pistols” de SIlvia Liebig, no como para hacer de las armas una apología, sino como una forma irónica de mostrar la inutilidad de ellas. Para mí la obra expone las armas tanto como objetos y como abstracción que son inútiles a la hora de darnos la idea de seguridad o para alcanzar la paz, las armas sólo tiene una meta, diseminar miedo, horror y muerte.
La Obra de Silvia Liebig deja mucho lugar a las interpretaciones. Uno debe ver a detalle y muchas veces sus litografías para descrubrir nuevos detalles que cambian nuestra primera percepción, un muy buen ejemplo de ello son sus “poor Patterns”. El observador se pregunta automáticamente: ¿qué es lo que veo?, ¿es eso lo que realemente es? o hay algunos detalles que estoy pasando por largo. Y es que a primera vista son cuadros ornamentales, luego uno descubre que ellos están formados de imágenes de un alto contenido social, por ejemplo: niños famélicos de hambre africanos o indigentes durmiendo en la calle, etc.
Durante el tiempo que estuvo su exposición en la Galerie Ikosaeder, ocurrió la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Una vez más se demuestra que la posesión de armas no ayuda de ninguna manera. Junto con mis amigos y algunos artistas de la Galería, decidí utilizar como fondo de un performance solidario la pistola que escupe sangre “pulp pistols”. Aquí pueden ver el resultado de nuestro acción.
Video del performace de solidaridad de artistas alemanes.