Oscar Ledesma

Artist & Gallerist & Curator

El libro más hermoso de todos

No sé cuantas veces lo he leído, más de diez, seguro. Es la segunda vez que lo leo en un sólo día. Seguramente esta semana (el igual que la semana en la que lo leí un un sólo día), mis sueños viviran en una ciudad: Macondo.

 

Sólo entonces decubrió que Amarante Úrsula no era su hermana, sino su tía, y que Francis Drake había asaltado a Riohacha solamente para que ellos pudieran buscarse por los laberintos más intrincados de la sangre, hasta engendrar el animal mitológico que había de poner término a la estirpe. Macondo era ya un polvoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en hechos demasiados conocidos, y empezó a descifrar el instante que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose a sí mismo en el acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si se estuviera viendo en un espejo hablado. Entonces dió otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar las fechas y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, por que las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

Gracias Gabo.