Oscar Ledesma

Artist & Gallerist & Curator

Basura conceptual

Ayer quería escribir algo así como una pequeña historia, un dialogo entre en vendedor de arte muy mamón y altanero y una persona que se siente menospreciada cuando entra a una galería de arte.

A mi me llega a pasar a veces, que cuando entro a una galería o a un museo siento que se están burlando de mí, que eso que veo es solo basura conceptual. Me debato entre si el arte necesita de una explicación o no, para ser entendido. Creo que el arte debe de entrar, calar profundo en el alma, crear una primera impresión, la sensación de que algo importarte esta ahí, de la necesidad de ese objeto. Todas esas primeras impresiones son las que llevan a leer el texto que acompaña a la obra. Yo mismo he usado esa estrategia, por ejemplo para el „público a través de la mirada del arte“. En ella el espectador se enfrenta a un dilema: dar por entendido que „sólo“ se trata de una pintura o intentar usar su teléfono para descubrir que se encuentra frente a un código QR completamente funcional que además toma al espectador como objeto y lo introduce a la obra de arte. Hasta ese momento, para la persona que mira, es o una pintura o un divertimento tecnológico. Sólo es hasta que lee el texto que acompaña a la instalación cuando se da cuenta del soporte estético y filosófico de la obra. ¿es en ese momento cuando la obra deja de ser un pintura o un divertimento tecnológico para convertirse en una obra de arte?

Desde el principio, con o sin público ya era una una obra de arte. ¿O se necesita el consenso para definir una obra? ¿O al final es arte por que lo hizo un artista y por que paso el análisis de un curador para llegar a exponerse en una galería?

Cuando Duchamp puso el mingitorio en la exposición dadaísta el arte pasó a convertirse en otra cosa, la definición de arte tuvo que cambiar. Ahora el arte o más bien la obra de arte, explora la definición del Arte mismo. Es decir, es una continua investigación hacia las partes inexploradas y alejadas del territorio Arte. Posicionarse enfrente, de tal manera que cada paso que se dé sea hacia lo desconocido. La nueva obra de arte siempre esta estirando la definición de arte, punzando al espectador, confrontándole, poniendo al „observador“ en la difícil posición de decidir si para él, „eso“ se considera arte. Poniendose „el objeto“, cual suicida, de manera voluntaria frente a la mirada.

En ocasiones veo como algunas personas se esfuerzan por entender que es lo que el artista nos quiere decir. Como se se encontraran en un examen y tuvieran miedo de no responder de manera correcta a las preguntas que no hace la obra de arte. En ese momento es cuando el arte decide si el observador es público de arte o solo una persona más que paso por la galería.

Me parece que ese momento es un instante de suprema soberbia.
Si algo no me interesa, no me llama la atención, por más que esta en el centro de una galería de arte, por más que se lea (o no) el proyecto conceptual si desde el principio me pareció un montón de basura, seguirá siendo solo un montón de basura. Tal vez basura conceptual. pero al final basura.