Oscar Ledesma

Artist & Gallerist & Curator

Sobre la Idea de un Paraíso. La obra de Songnyeo Lyoo

Texto escrito para Cultura Colectiva.

Todas las religiones han construido una idea muy particular del paraíso: un lugar a donde llegan sólo algunas almas privilegiadas; pero construyeron también su contraparte: el infierno, al que, por cierto, es muy fácil llegar. Además de las culturas y religiones, diferentes artistas y escritores se han empeñado en ilustrarlo y describirlo, por mencionar algunos, los grabados de Gustav Doré, las escuálidas acuarelas de William Blake, el bestiario ilustrado de Hieronymus Bosch (alias el Bosco),  El paraíso perdido, de John Milton o el hermoso poema La divina comedia, de Dante.

 

A esa tradición pertenece la obra de Songnyeo, pintora coreana afincada desde hace algunos años en Offenbach, Alemania. Su concepción del Paraíso parte del budismo, aunque las religiones y tradiciones tiene mucho en común.

 

 

 

Enmarcada en la pintura tradicional y clásica asiática, su pintura usa como soporte seis pliegos de papel arroz que ella misma pega, es desde ese momento cuando empieza su obra. El pegamento que prepara está hecho a base de harina y la base de sus cuadros tarda más de un mes en estar listo. Al igual que el engrudo, la artista también prepara sus colores.

Su paleta de colores recuerda al  pintor japonés Katsushika Hokusai, en el tratamiento del agua y el amor por el detalle; como ejemplo a esto la espuma que Lyoo deja ver  en algunos cuadros.

El paraíso está dentro de una mismo. Es por ellos que en algunos cuadros de Songnyeo la imagen está enmarcada dentro de los límites de una figura humana. Aquí es importante resaltar que es una figura humana, los demás atributos que queramos atribuir parten de la propia interpretación. Son seres asexuados a los que no podemos identificar  como hombres o mujeres. Es por ello que la artista no asigna rostro o atributo que pueda
identificarlos.

 

 

En sus Paraisos aparecen sólo el tórax y la parte inferior del cuerpo; sin llegar a ser eróticos y sin la menor intención de ser provocadores, sólo quedan traseros, piernas y brazos velludos.

En ese Paraíso o Arcadia, todos las cosas presentes están unidas por una línea pintada siempre con polvo de oro; así sea vegetal, agua, personas, piedras, todos estamos interconectados a través de ese camino dorado. Sin embargo, sus cuadros no deben verse como una acumulación de diferentes elementos, sino como un ente, un objeto enorme multiforme que es al mismo tiempo paisaje y personas, agua y piedras, es un enorme caleidoscopio en el que todo se mezcla para formar algo nuevo.

Sus cuadros despiertan también reminiscencias del Jardín de las delicias del Bosco. Así, en las imágenes que recrea Songnyeo podemos encontrar gente que baila y se divierte, pero que al mismo tiempo, ya que ella se niega a dotarlos de rostro, cabeza, cabello y pecho, parecen ser también seres deformes.

 

 

Hasta el 14 de agosto se pueden ver sus obras en la galería de arte Ikosaeder, en la exposición Peach Blossom Plateau. En Frankfurt, antes de la inauguración, barajamos distintos nombres para la muestra, todos relacionados con la Idea de Paraíso, por ejemplo, “Garten of Arcadia” o “Black Flower” (este nombre tomado del libro de Young-Ha Kim que habla de como unos esclavos coreanos en Campeche, después de ser liberados, intentaron fundar una república con tintes de utopía en las selvas mayas. Además, Peach Blossom Plateau es otra forma de llamarle al paraíso en Asia.

 

 

En la introducción a esta serie mencioné que para los griegos antiguos el vello corporal era un signo de Sabiduría y por ello Songnyeo lo había tomado como elemento decorativo en sus cuadros, pues los antiguos
griegos eran unos machistas que sólo veían a las mujeres como objetos y a las que no les daban ningún espacio público (por ejemplo: no podían votar y basta leer algunos fragmentos de los diálogos de Platón para constatar el machismo griego), así que no resulta nuevo que ellos hayan dicho que el vellos corporal era un signo de sabiduría cuando eran lo hombres los únicos que los lucían, pues al igual que ahora, en aquella época las mujeres se depilaban!